Datado en el siglo XVIII, situado en lo que antiguamente fue una ruta Templaria y anteriormente relacionado con un fundus o propiedad rural románica, dejaron sus vestigios en lo que actualmente configura el entorno del Château de Brangoly.
Al llegar al Château de Brangoly lo primero que percibimos son sus piedras majestuosas y ancestrales, (su famoso Dolmen catalogado 2000 años a.C y considerado uno de los más bellos y espectaculares de la Catalunya Nord), sus corrientes telúricas de aguas que emanan sin descanso y el hermoso valle en el que está ubicado, nos invita a disfrutar de una estancia inolvidable.
Las piezas ornamentales que mezclan cristales, toques dorados, también las pieles y tejidos cálidos de los sofás y cojines y los cuadros y alfombras de alegres colores que pueden encontrarse por todo el hotel ayudan a crear un ambiente afable, chic y relajado, perfecto para vivir al máximo el otoño.