Hoy me he puesto a recordar en la cantidad de historias que imaginaba, cuando era pequeña claro, que ocurrían en los altillos, esos espacios polvorientos, misteriosos y callados que en muchas casas de pueblo servían de trastero y donde por obra y gracia de la imaginación podían surgir un millón de historias a partir de cualquiera de los objetos que allí podíamos encontrar...incluso hoy en día me gusta pensar en lo bien que los altillos se adaptan a nuestro ritmo de vida actual y que con unos pocos muebles y mucha ilusión pueden convertirse en uno de los ejes principiales de nuestro hogar.
Un lugar para trabajar desde casa, el refugio de los peques...o por que no, la habitación donde los mayores vuelvan por unas horas a desear ser niños... ¿que no me creeís?...pues me gustaría que vieráis algunas de estas magníficas propuestas...venga vamos a soñar con nuestro altillo ideal.
Fuente | Fuente | Fuente |
Fuente | Fuente | Fuente |
Fuente | Fuente | Fuente |
Fuente | Fuente | Fuente |